Es más o menos así la música que no me salió de la miente cuando vi la máquina del tiempo. El destino me reservó este momento como si todos los otros solamente me guiaran hasta este punto.
Hoy tengo casi 130 años, y eso no estaba en mis planes. No tengo más nadie. Todos mis amigos ya se fueron. ¡Ah! Y el amor de mi vida, con quien viví 60 años, también partió. No tuvimos hijos. Luego, me siento muy solo. Si puedo, vuelvo ahora a exactamente AQUEL día, en Paris, cuando una moneda habrá caido de mi bolsillo, y no sé cómo fue parar en la fuente de los deseos (que muchos dicen ser la de la inmortalidad). Y fue ahí que todo ocurrió, pues si no fuera esta moneda, ya no estaría más aquí narrándote este hecho.
Sólo descobrí lo que hubo a los 103 años, cuando mismo con toda esa edad me sentía tan vivo cuanto un chico de veinte años. Junté las piezas del juego y ¡voilá!
Muchos quieren saber su futuro, pero, para una persona inmortal que ya está cansada de vivir, el futuro no más importa. Necesito volver a aquel día y revertir esta situación. Aprovecharé para rever mi esposa y mis amigos una ultima vez. Todo lo que me resta es mi pasado. Ojalá que esta história nunca se escriba, pues significará que logré mi objetivo.
Besaré mis hermanos, abrazaré mis amigos, contemplaré mi amada y, (¿ no es increíbe el lenguaje? Es tan paradoxal conjugar el verbo en futuro cuando me refiero al pasado...) finalmente, pocos años después, me durmiré un maravilloso sueño eterno. Y, para mi felicidad, descansaré.
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